El Dr. Nicolás Valenzuela Levi señaló que en la Región Metropolitana más de 1.500 de estos comedores solidarios fueron capaces de beneficiar a más de 230 mil personas en un solo día

Según los datos obtenidos gracias a la investigación, en la Región Metropolitana se desarrollaron más de 1.500 ollas comunes durante el período que duró la emergencia sanitaria del covid-19, las que atendían cerca de 235 mil personas al día.
El estudio se llevó a cabo en el marco de un Fondecyt de Iniciación denominado “Desigualdad Territorial e Informalidad en la Infraestructura Alimentaria Urbana: el caso del Gran Santiago” que dio paso al artículo titulado “Community kitchens as metropolitan infrastructure: Mapping the fight against food insecurity in Santiago de Chile during covid-19”, el cual fue publicado por la revista “Cities”, líder mundial en estudios urbanos.

Cabe señalar que a diferencia de casos en otros países, las ollas en la capital chilena surgieron espontáneamente, sin coordinación ni política pública, lo cual hace más impresionante su alcance.
Conclusiones
Dentro de las conclusiones del artículo destaca que lejos de ser un fenómeno marginal, las ollas comunes alcanzaron una dimensión de infraestructura metropolitana, siendo comparable con políticas públicas y organizaciones estatales como la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB).
También se descubrió que los datos cuantitativos confirman evidencia de investigaciones cualitativas: menor nivel socioeconómico, pero sobre todo más mujeres jefas de hogar, correlaciona con mayor probabilidad de presencia de ollas comunes durante la pandemia.
Asimismo, el académico de la USM plantea que “otro hallazgo que nos deja reflexionando es que todas las zonas censales con 6 o más ollas comunes corresponden a barrios en los que existe una conocida memoria de organización de pobladores en los 80s, los 90s o los 2000s, claramente identificables”.
El artículo liderado por el Dr. Valenzuela-Levi fue co-escrito con Javiera Ponce, Melisa Miranda, Stephanie Madrid y Francisca Magnani, las últimas dos pertenecientes al equipo de la Fundación Vértice, quienes habían realizado anteriormente una investigación sobre ollas comunes para ONU Mujeres.