Columna de Carolina Erices, profesora del Departamento de Ingeniería Comercial.

Se han estudiado los determinantes y los efectos nocivos de una inflación alta en la economía y uno de los costos más importantes de una inflación alta es la incertidumbre que afecta negativamente a los agentes económicos.
En los trabajos de Klein (1977) y Khan (1977), se indaga sobre el impacto de la incertidumbre inflacionaria en la demanda por dinero y utilizan diferentes medidas de la variabilidad como indicadores de la incertidumbre inflacionaria.
En trabajos más avanzados se ha recurrido a dos metodologías. Una de ellas, ha buscado alguna medida directa y explícita de las expectativas inflacionarias. Para esto, se realizan encuestas a los principales operadores o asesores económicos acerca de sus expectativas de evolución futura de los precios. Sin embargo, este tipo de estudios solamente se puede realizar en países donde existen encuestas como la encuesta de Lyvingston Survey, organizada por el Banco de la Reserva Federal del Estado de Philadelphia. Una segunda manera de aproximarse al tema de la incertidumbre inflacionaria es estimar una proxy de ella a partir de la varianza de los errores de pronóstico que genera algún modelo econométrico de la inflación. Estos errores, son los cambios impredecibles que tiene la tasa de inflación y son la manifestación empírica de la incertidumbre inflacionaria. Una mayor varianza o dispersión de estos errores mostraría un mayor nivel de incertidumbre.
En efecto, la variabilidad y el nivel de la inflación están positivamente correlacionados. En este sentido, cuando existe una inflación que los agentes económicos no son capaces de predecir, se producen efectos adversos en el manejo de las economías trayendo nefastas consecuencias. Las economías que toman buenas decisiones en política monetaria y el manejo de la inflación son las que garantizan el equilibrio de sus sistemas financieros y productivos así como también bienestar social.